Caminante que en la vida
sigues la senda perdida del dolor
sin encontrar quien te ampare
quien te ayude y te
consuele con amor.

Caminante que abatido
no tienes un pecho amigo
a quien buscar,
ni un regazo cariñoso
que sepa brindar animoso
su piedad.

Vuelve hacia Cristo tus ojos
mírale y cae de hinojos
ante su Cruz redentora,
besa su frente dolida
y a ti volvería la vida
con las luces de la aurora.

M.J. (Mi madre) 12/09/44

 

 
 
 
 
 
 

 

 

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